Cuando te lo vas a tomar hay un buen complemento aunque no hace falta, acompaña mucho más.
Como nos sabia mal terminárlo, se saboreaba poco a poco y su aroma fragancia y gusto te penetra por toda la boca, y entonces su elaboración se convierte en arte.
Quemado en una taza y el café con una cafetera expreso casera.
Aunque a nuestro gusto había un poquito demasiado café, pero la verdad es que no importaba. Estaba magnífico.
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