Si hay un bar que tiene tradición y fama en los carajillos, ese es Casa Paquita, en la bonita y acogedora población de Eslida.
Por su estableciminto, de obligado cumplimiento, pasan la mayoria de ciclistas y senderistas, que llegan a ésta coqueta población de la Sierra de Espadán.
Sus carajillos no son normales tienen su toque maestro, y que mejor que hacer propaganda de algo tan particular y de cosecha propia, como la miel.
Si digo miel, es su toque maestro, y la verdad que están buenos, para mi gusto demasiado dulces, pero lo cortés no quita lo valiente y a la gente le gusta así.
Pedí un segundo carajillo de ron sin la miel para probarlo, y no está mal, es un buen restituyente una vez has subido con bicicleta o has ido a parar alli, por las sendas de sus magníficas montañas.
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